domingo, 5 de marzo de 2023

De la comunicacion

 Los filósofos antiguos, poseían perse, una capacidad infinita de comunicación, su trasegar por el mundo los clasificaba en formas de relacionarse absolutamente espontáneas, los escépticos, filósofos de calle, se empalagaban  en los cavildos, eran lo que ahora sería un cachivachero de esquina, claro, con una sorprendente capacidad mental y creadora, en aquel tiempo se le dió gran fuerza a ese personaje, puesto, que por la falta de comunicación icónica, el filosofo  escribía para leerle directamente al pueblo, no por medios alternos, así, el filósofo antiguo fue, un escribiente, un relator directo, un cura, un médico, con una personalidad definida.

hoy, el filósofo es más un personaje introspectivo, que cuenta con unos pocos amigos, y escribe periódicamente, y así mismo pública, en redes o para si mismo; conferencista, y que maneja a su haber una simbología mucho más compleja.

Platón debió de ser un tipo espontaneo,  tal vez, siendo esté el creador de toda una vertiente filosófica, me imagino que manejo siquicamente una extroversión sin limite.

Séneca, que era un tipo más realista, debió de ser más sociable, y Espinoza aunque racionalista, más sentado en sus fundamentos, más cuzumbosolo.

Heidegger todo un crítico, formuló temas más complejos, que en la epoca de Platón no existian, puesto que la filosofía antigua fue emancipada por la inocente creación.

Un diálogo creativo con los políticos y los escribientes antiguos, harían de un loco un rey, y de un artista un profeta, es por eso que clasificar a todos estos personajes nos daría como resultado una paradoja: ¿No es el político un artista que aboga por el bien creativo de una comunidad?, No es el loco un poeta que nombra importancias y curas para la humanidad.

Así, los cabildos y las reuniones harán buenas migas en la búsqueda social del filósofo, del artista, del político, del escribiente, personajes de ayer, que hoy se proliferan, pero que tienen ese espacio, sagrado y permitido, donde interactuar.

jueves, 19 de enero de 2023

Bicicletiar post-pandemia

 El hombre al que la hermanita le regaló la bicicleta, difiere mucho del que se la compro, precisamente bicicletiando, pero, hay una gracia considerable en su andar, en su pedaleo, que lo hace único, poderoso, magnánimo.


Y es que la manera de pedalear es puro fundamento, más que deseos de suprimir sus ansias es pura pasión, un amigo me decía que si uno lo saludaban mientras pedaleaba, o le preguntaban cosas, estaban siendo injustos con el  libre proceder del pedalista, algo de razón tenía: que le importa a un pintiparado pa dónde va uno, si lo importante es que uno quiere llegar primero, no acompañado.


con el tiempo aprendí que es mejor saludar eso si, presisamente es fácil ir con el calorcito del diálogo, claro, pero eso si: no con el frío de la derrota.


Tenía otro paciente que me dijo: -¡Teo!, cómprate una bicicleta, -¿para que?, le dije yo, -si vos lo que querés es sacarme de 2000 diarios para el bareto y dejarme botao, -pa soñar que soy campeón, -me decía, -pa dejar la bicicleta afuera sin pensar que se la van a robar, reiteraba.


En la bici entra el aire y sentís la nariz como pasando por todo obstáculo terrenal acaecido, llegar a la casa implica haber huelido cuanto glifosato ecuatoriano hay en la tierra.


es por eso que recuerdo tanto a mis amiguitos de bici, por que tanto ellos como yo, hubiesen preferido olersen el sobaco, que pensar que la bici les habla, o que los charcos son lagunas del globo terraqueo.


Cuando mi papá estaba vivo me decía que saliera tranquilo, que no había manera de detener a un ciclista cuchacho, y que la bicicleta servía pa todo, menos para dejarla oxidar.


Es por eso que agradezco tanto a mí hermanita, por que comprar una bicicleta es pa machos y yo prefiero dejarme las colas larguitas.